miércoles, 4 de noviembre de 2015

Día 4 - Define una entidad, dios o poder menor.

Cuarto día del desafío:

Pregunta 4: En todo mundo de fantasía medieval existen grandes dioses, gigantescos poderes que enfrentan a sus seguidores, unos contra otros, que los envían a grandes gestas, los utilizan en sus maquinaciones, y los empujan a guerras con y sin sentido. Todos han oído hablar de esas grandes entidades. Los Valar del Señor de los Anillos. Los desaparecidos y retornados dioses de la Dragonlance. Los poderes del Caos de Elric. E incluso en la historia antigua tenemos a los dioses romanos, griegos, persas, aztecas, etc, etc. Pero no vamos a acordarnos de ellos. Hoy es día para acordarse de esos dioses menores, esos pequeños poderes, tan extraños como desconocidos, cuyas aspiraciones son tan ignotas como son sus avatares. Elige o inventa a uno de esos dioses y descríbelo.

Niris

Cerré la puerta de la posada. Caminé lentamente hasta haberme alejado de aquel edificio. Eché la vista atrás por última vez. "La parada" parecía más estrecha y pequeña por fuera de como en realidad era por dentro. La fachada era de piedra y madera, tenía tres plantas de altura y el tejado inclinado hacia la calle terminando en un canalón que parecía a punto de caer debido a las últimas fuertes lluvias.

Me dirigí a la puerta sur. No sabía que hacer. Por un momento pensé en marcharme a mi casa y me adentré en el camino. Pero aquel muchacho...había algo en su voz...

-¡Dame tu mano, rápido!

De nuevo volvía a escuchar aquella voz, está vez junto con el sonido del galope de varios caballos. Una flecha pasó cerca de mi y se perdió entre los árboles. Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me había dado cuenta de lo que acontecía en el exterior. Todo pasó en cuestión de segundos. Me di la vuelta y vi que el guerrero iba montado a caballo huyendo de un grupo de jinetes. Instintivamente solté el cántaro y levanté mi mano hacía el chico. Desde que tenía uso de razón había montado a caballo y era uno de mis pasatiempos preferidos en la granja. Pero tener que subir mientras galopaba al máximo parecía algo imposible. El guerrero aminoró la marcha durante un segundo, instante en el cual nos agarramos fuertemente del brazo y pude subir. 

Transcurrieron minutos frenéticos en los que finalmente perdimos de vista a sus perseguidores. Aunque yo me preguntaba si ahora se convertirían también en los míos. Fuera lo que fuese en mi interior sabía que tirar aquel cántaro había supuesto el comienzo de algo que por el momento desconocía.  Se podía decir que él conocía perfectamente la zona y pudimos refugiarnos en un valle estrecho, a resguardo de aquellos hombres. Bajó del caballo y me dio su mano para ayudarme. El trabajo duro en el campo me había fortalecido a lo largo de los años, por lo que no necesitaba la ayuda de nadie. Bajé y me quedé mirándolo, esperando a que dijera algo. Me acordé de la bolsita que me había dado. La saqué y se la dí mientras le pedía que me diera una explicación de lo ocurrido. Abrió la bolsa y de su interior sacó un medallón con un símbolo en su centro.

-Este objeto pertenece a Niris una de las protectoras de la Gran Diosa de la vida. Cuentan las historias que tuvo un papel crucial en la guerra de los dioses ocurrida hace más de mil años. Gracias a sus poderes y habilidades con la espada, ayudó a los Grandes Dioses a vencer a la muerte y con ello a su séquito del mal, librando así al mundo de sucumbir en la oscuridad y en la desgracia. Se ganó su favor divino y un sitio de honor junto a ella. Nadie recuerda ya cómo ni qué se hizo para lograr aquello, todo se ha perdido en el tiempo...Pero hace unas semanas llegó a mí este objeto, y tengo una misión: llevarlo a la catedral ubicada en Livestorm.

Niris...la humana que se convirtió en diosa y una de las protectoras de la vida, la mano derecha de la Gran Diosa. Hacía años que no había escuchado pronunciar su nombre. Mis abuelos solían contarme las historias de aquellos años en los que el mundo fue el campo de batalla de los Dioses. Fueron muchos los héroes de todas las razas y clases que tuvieron un papel importante en la Gran Guerra, pero hubo una mujer que nunca se rindió ni perdió la esperanza. Se llamaba Niris, creció en una tierra devastada por la sequía y la hambruna, su familia fue masacrada en una de las miles de batallas que asolaron el mundo, pero logró seguir hacia delante junto a un grupo de supervivientes al que le consiguió la comida y el agua suficiente rezando y quedándose a merced de la Gran Diosa de la vida. Cuentan las leyendas que fue entrenada por el mismísimo Dios de la guerra y educada por el Dios de la sabiduría. Libró numerosas batallas contra hordas de muertos y otros seres del submundo. Cuando todo se creía perdido fue su Fe y fuerza lo que hizo unir a todos sus compañeros. ¿Y cómo pudo ser uno de los pilares en la batalla final logrando ayudar a vencer a la muerte?...parece que nadie lo sabe. Mis abuelos me dijeron que tal vez Niris descubriera algo que nadie sabía, ni siquiera la muerte. Fuera lo que fuese se lo llevó con ella a su descanso eterno, pues se lo había merecido después de todo lo que tuvo que pasar. 

-Ahora son pocos los grupos que le rinden culto a Niris -continuó el guerrero- pero existe uno a donde vamos ahora.

-¿Vamos? -pregunté sobresaltada.

-Sí. Me temo que ya no podrás volver a casa.





Pregunta respondida en el relato. Esto me va gustando cada vez más. ¿Qué ocurrirá? Continuamos mañana con la quinta pregunta del desafío de trasgotauro.

¡Saludos!


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